lunes, 20 de abril de 2020

MATEO Capitulo 1: Genealogía de Jesús




GENEALOGÍA DE JESÚS

Mateo inicia su Evangelio mencionando la genealogía de Jesús. 

(Mateo 1:1) Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. 

El énfasis del autor está puesto en señalar dos puntos:

a. Hijo de Abraham.

Jesús es un israelita, hijo de Abraham; y a través de él vendrá la bendición a todas las naciones (Gen. 12:1-3; Gal. 3:8,16)

b. Hijo de David.

Jesús es un judío del linaje real, hijo de David.

En la cultura hebrea, la genealogía es muy importante, no sólo por propósitos de herencia sino también de identidad y propósito familiar. Esta importancia se refleja en el primer libro de la Biblia: Génesis. Comienza hablando de la genealogía de Adán y Noé, señalando los linajes de toda la humanidad; pero a partir del capítulo 12, Génesis se enfoca en la genealogía de Abraham, y luego va aclarando quienes formarán parte del Pacto y quienes no. Al final de Génesis, en la bendición a sus hijos, Jacob profetizó el destino de cada linaje, y señaló que los reyes de Israel iba a salir de la línea de Judá, de la cual vendría también el Mesías. 

(Génesis 49:10) No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos.

Nota: “Siloh” es una referencia poética del Mesías.

El primer rey israelita de la tribu de Judá fue David. Al final de su reinado, Dios le confirmó a David que los reyes de Israel vendría de su linaje (2 Samuel 7:8-16)


(2 Samuel 7:8) Ahora, pues, dirás así a mi siervo David: Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Yo te tomé del redil, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe sobre mi pueblo, sobre Israel.


(2 Samuel 7:12-13,16) Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino … Y será afirmada tu casa y tu reino para siempre delante de tu rostro, y tu trono será estable eternamente.

Muchos han conectado esta profecía con Salomón, el hijo que heredó el trono de David, pero él no cumplió todos los puntos de esta profecía. El cumplimiento completo será con Yeshua, descendiente de David, cuyo reino será establecido para siempre. 

GENEALOGÍA DE JESÚS

A continuación leeremos la genealogía de Jesús, tal como la presentó Mateo, y luego comentaremos sobre algunos puntos sobresalientes de ésta…

(Mateo 1:1-16) Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isa. Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.

En esta genealogía hay varios puntos importantes que Mateo quería dejar claros, pero pueden perderse a primera vista. Veamos uno por uno:

a. GENEALOGÍA DE JOSÉ 

No es de extrañar que Mateo mencione la genealogía de José, ya en la cultura hebrea el linaje es determinado por el padre. Curiosamente, Mateo luego aclara que Jesús no era el hijo biológico de José. 

(Mateo 1:18) El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.

José y María estaban desposados, es decir, ya se habían comprometido para casarse. En ese momento ellos que estaban en el tiempo de espera para la boda, que solía ser un año. Todavía no habían consumado el matrimonio, porque debían esperar hasta el día de la boda para ello. Sin embargo, a los ojos de la ley se consideraba que ellos ya estaban casados, habiendo ya firmado el compromiso matrimonial (heb. Ketubá). Si se rompía el compromiso, debían pasar por un proceso de divorcio.

Dado que todavía no se había consumado el matrimonio, es lógico que José sospechara de infidelidad cuando se enteró del embarazo de María. Ante eso, ya estaba tomando decisiones de lo que debía hacer. Pero Dios envió un ángel a José para explicarle que María no le había fallado…

(Mateo 1:19-20) José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

Toda esta historia entre José y María no era información pública. Se mantuvo en secreto porque la gente lo tomaría a mal. Pero llegaría el momento en que todo esto se revelaría. Y Mateo vio la importancia de sacar a luz la verdad, para mostrar que Yeshua era el Mesías y tenía derecho a ser rey por ser del linaje de David. Curiosamente para hacerlo, debía probar que Jesús NO tenía vínculo de sangre con José—y esto lo explicaremos en el segundo punto…

b. LINAJE REAL

Luego de presentar la genealogía de José, a quien el pueblo identificaba como padre de Jesús, resulta que Mateo aclara que Jesús era hijo de María, pero no hijo biológico de José. ¿Por qué Mateo? La respuesta está vinculada a una profecía en tiempos del exilio a Babilonia.

En la genealogía de José, tal como la presentó Mateo, se menciona a un rey llamado Jeconías.

(Mat 1:11-12) Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia. Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel.

Jeconías fue el rey que recibió la “última advertencia” antes que Dios entregara por completo a Judá en manos de los babilonios. El profeta Jeremías le llevó las últimas palabras de advertencia (Jer. Cap. 22). Pero el último rey de Judá no atendió a Dios sino que siguió neciamente en su rebelión. El resultado fue no sólo el exilio a Babilonia y su muerte, sino una maldición a su descendencia:

(Jeremías 22:30) Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David, ni reinar sobre Judá.

José, padre adoptivo de Jesús, venía de este linaje. Por lo tanto, ni él ni sus hijos podían optar a ser considerados como reyes en Israel. 

Si José no está en el linaje del rey, ¿entonces por qué Mateo se enfocó en él, y no en el de María, como lo hizo Lucas? Precisamente fue para aclarar este punto.

La gente que conocía a Jesús, creían que él era hijo de José, el carpintero. Pero era necesario aclarar que no lo era. 

En la cultura bíblica, era una falta muy seria tener hijos fuera de matrimonio, y la pena del adulterio era la muerte. Sabiendo esto, José quiso proteger a María.

(Mateo 1:19) José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 

Evidentemente José quería mucho a María, pero lo más probable es que no le creyó la historia de la “inmaculada concepción”. Por eso el Señor envió un Ángel para aclararle las cosas a José…

(Mateo 1:20) Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 

María no había sido infiel a José (ni había sido violada, como algunos dicen), sino que concibió milagrosamente por el Espíritu Santo. Hoy en día aún hay mucha controversia sobre este punto. Seguramente también en aquel tiempo fue un “escándalo” cuando la verdad salió a luz. Pero Mateo se vio en la necesidad de explicar todo esto para aclarar que Yeshua no era hijo de José, sino hijo de Dios a través de María. En el Evangelio de Lucas se presenta la genealogía de Jesús a través de María, quien sí es de linaje real (Lucas 3:23-38).

Estudio del Evangelio de Mateo


¿QUIÉN ERA MATEO?

Mateo fue uno de los doce discípulos más cercanos de Jesús.  La mayoría de estos discípulos era gente sencilla, muchos de ellos pescadores de Galilea; pero Mateo venía de un trasfondo muy distinto a los demás… 

La Biblia cuenta que Mateo era un recaudador de impuestos.
(Mateo 9:9)  Pasando Jesús de allí, vio a un hombre llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

Como política del imperio, los romanos contrataban a gente local para recaudar los tributos para el imperio.  A estos recaudadores de impuestos se les llamaba: “publicanos”.  

Los publicanos eran odiados por la población local ya que eran considerados como traidores por trabajar en favor de los “invasores romanos”.  No sólo eso, sino que era un puesto que se prestaba a corrupción.  De hecho, algunos pagaban por obtener el puesto de “publicano” ya que con esa autoridad podían extorsionar más dinero a la población, y así enriquecerse.  

Mateo (también conocido como Levi, Luc. 5:27) era uno de estos publicanos.  Muchos se sorprendieron cuando Jesús lo escogió a él para que le siguiera.  También les confundía el hecho que Jesús hablara con la gente que tenía fama de pecadora.  Leamos lo que Jesús dijo cuando le cuestionaron al respecto. (Mateo 9:10-13)  Y aconteció que estando él sentado a la mesa en la casa, he aquí que muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos.  Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?  Al oír esto Jesús, les dijo: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.  Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.

Jesús estaba citando un versículo del profeta Oseas…
(Oseas 6:6)  Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.

En el tiempo de Jesús, el pueblo cumplía con los rituales religiosos, pero sus corazones estaban alejados de Dios.  Muchos iban al Templo a ofrecer sacrificios, pero cada uno vivía como quería en sus casas.  Eso no es compatible con lo que Dios pide de Su Pueblo.

¿Qué es lo que Dios quiere y espera de Su Pueblo?  El profeta Miqueas lo explica con claridad:
(Miqueas 6:6-8) ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo?   ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?  Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

a.  Hacer justicia: obedecer el orden de Dios y guardar Sus Mandamientos.
b.  Amar misericordia: tener compasión de aquel que falla.  Sabemos que todos fallamos, pero también podemos tener la oportunidad de ser restaurados.

c.  Humillarse ante Dios: Reconocer que Dios es el Soberano de nuestras vidas, y estar dispuesto a hacer Su Voluntad.

Evangelio de Mateo

Autor: Este Evangelio es conocido como el Evangelio de Mateo porque fue escrito por el apóstol del mismo nombre. El estilo del libro es exactamente lo que se habría esperado de un hombre que una vez fue recaudador de impuestos. Mateo tiene un gran interés en la contabilidad (18:23-24; 25:14-15). El libro es muy ordenado y conciso. En vez de escribir en orden cronológico, Mateo ordena este Evangelio a través de seis argumentos.

Como cobrador de impuestos, Mateo posee una habilidad que hace sus escritos aún más interesantes para los cristianos. Se esperaba que los recaudadores de impuestos fueran capaces de escribir en una clase de taquigrafía, lo que esencialmente significa que Mateo pudo haber registrado las palabras de una persona mientras hablaba, palabra por palabra. Esta habilidad significa que las palabras de Mateo no solo están inspiradas por el Espíritu Santo, sino que deben representar una transcripción actual de algunos de los sermones de Cristo. Por ejemplo, el Sermón del Monte, como se registra en los capítulos 5-7, es casi con certeza una perfecta grabación de ese gran mensaje.

Fecha de su Escritura: Como apóstol, Mateo escribió este libro en el período temprano de la iglesia, probablemente alrededor del 50 d.C. Esta fue una época en que la mayor parte de los cristianos eran judíos convertidos, por lo que es comprensible que Mateo se enfocara en la perspectiva judía en este evangelio.


Propósito de la Escritura: Mateo intenta probar a los judíos que Jesucristo es el Mesías prometido. Más que en ningún otro evangelio, Mateo cita el Antiguo Testamento para mostrar cómo Jesús da cumplimiento a las palabras de los profetas judíos. Mateo describe en detalle el linaje de Jesús desde David, y utiliza muchas formas de lenguaje con que las que los judíos debían haberse sentido cómodos. El amor y preocupación de Mateo por su pueblo es evidente a través de su meticulosa manera de contar la historia del Evangelio.


Versículos Clave: Mateo 5:17, “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir”.

Mateo 5:43-44, “Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen”.


Mateo 6:9-13, “Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos”.


Mateo 16:26, “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”.

Mateo 22:37-40, “Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas”.


Mateo 27:31, “Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle”.

Mateo 28:5-6, “Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor”.


Mateo 28:19-20, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.

Breve Resumen: En los dos primeros capítulos, Mateo expone el linaje, nacimiento, y los primeros años de la vida de Cristo. De ahí, el libro habla del ministerio de Jesús. La descripción de las enseñanzas de Cristo está dispuesta alrededor de “discursos,” tales como el Sermón del Monte en los capítulos del 5 al 7. El capítulo 10 incluye la misión y propósito de los discípulos; el capítulo 13 es una colección de parábolas; el 18 trata de la iglesia; el capítulo 23 comienza con un discurso sobre la hipocresía y el futuro. Los capítulos 21 al 27 hablan del arresto, tortura, y ejecución de Jesús. El capítulo final, describe la Resurrección y la Gran Comisión.

Conexiones: Puesto que el propósito de Mateo es presentar a Jesucristo como el Rey Mesías de Israel, él cita el Antiguo Testamento más que cualquiera de los otros tres evangelios escritos. Mateo cita más de 60 veces pasajes proféticos del Antiguo Testamento, demostrando cómo Jesús les dio cumplimiento. Él comienza su Evangelio con la genealogía de Jesús, trazando Su ascendencia hasta Abraham, el progenitor de los judíos. Desde ahí, Mateo cita extensamente a los profetas, usando frecuentemente la frase “como fue dicho por el (los) profeta(s)” (Mateo 1:22-23, 2:5-6, 2:15, 4:13-16, 8:16-17, 13:35, 21:4-5). Estos versículos se refieren a profecías del Antiguo Testamento referentes a Su nacimiento virginal (Isaías 7:14) en Belén (Miqueas 5:2), Su regreso de Egipto después de la muerte de Herodes (Oseas 11:1), Su ministerio a los gentiles (Isaías 9:1-2, 60:1-3), Sus sanidades milagrosas tanto del cuerpo como del alma (Isaías 53:4), Su hablar en parábolas (Salmos 78:2), y Su entrada triunfal en Jerusalén (Zacarías 9:9).

Aplicación Práctica: El Evangelio de Mateo es una excelente introducción a las enseñanzas centrales del cristianismo. El estilo lógico del esquema, permite la fácil localización de la discusión de varios temas. Mateo es especialmente útil para entender por qué la vida de Cristo fue el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento.


La audiencia a quien se dirigía Mateo eran sus compatriotas judíos, muchos de los cuales –especialmente los fariseos y saduceos – tercamente se rehusaron a aceptar a Jesús como su Mesías. A pesar de siglos de haber leído y estudiado el Antiguo Testamento, sus ojos estaban ciegos a la verdad de quién era Jesús. Jesús mismo les reprocha la dureza de sus corazones y su negativa a reconocer a Aquel que supuestamente ellos habían estado esperando (Juan 5:38-40). Ellos querían a un Mesías bajo sus propios términos, uno que cumpliera sus propios deseos e hiciera lo que ellos querían que Él hiciera. ¿Con cuánta frecuencia nosotros buscamos a Dios bajo nuestros propios términos? ¿No lo rechazamos al atribuirle sólo aquellos atributos que encontramos aceptables, aquellos que nos hacen sentir bien –Su amor, misericordia, y gracia- mientras que rechazamos aquellos que encontramos objetables –Su enojo, justicia, e ira santa? No nos atrevamos a cometer el mismo error de los fariseos, creando un dios a nuestra imagen y luego esperar que él viva de acuerdo a nuestros estándares. Tal dios no es más que un ídolo. La Biblia nos da información más que suficiente acerca de la verdad, naturaleza, e identidad de Dios y Jesucristo, como para justificar nuestra adoración y nuestra obediencia.

Introducción


El Nuevo Testamento está dividido en cinco secciones: Los Evangelios (de Mateo hasta Juan); Historia (libro de Los Hechos); las Epístolas Paulinas (de Romanos hasta Filemón); las Epístolas Generales (de Hebreos hasta Judas), y Profecía (libro de Apocalipsis). El Nuevo Testamento fue escrito aproximadamente del año 45 al 95 D.C. El Nuevo Testamento fue escrito en el Griego koiné (Griego común, la forma común del lenguaje griego cotidiano en el primer siglo D.C.).


Los Evangelios nos ofrecen cuatro diferentes, aunque no contradictorios, relatos del nacimiento, la vida, ministerio, muerte, y resurrección de Jesucristo. Los Evangelios demuestran cómo Jesús era el Mesías prometido del Antiguo Testamento y establecen las bases para la enseñanza del resto del Nuevo Testamento. El libro de los Hechos, registra los hechos de los apóstoles de Jesús, los hombres que Jesús envió al mundo a proclamar el Evangelio de la salvación. El Libro de los Hechos nos cuenta el inicio de la iglesia y su rápido crecimiento en el primer siglo D.C. Las Epístolas Paulinas, escritas por el apóstol Pablo, son cartas a iglesias específicas – exponiéndoles la doctrina oficial cristiana y la práctica que debía seguir esa doctrina. Las Epístolas Generales complementan las Epístolas Paulinas con enseñanza y aplicación adicional. El libro de Apocalipsis profetiza los eventos que ocurrirán al final de los tiempos.


El estudio del Nuevo Testamento es un poderoso y valioso aprendizaje. El Nuevo Testamento nos narra la muerte de Jesús en la cruz por nosotros – y cuál es la respuesta que debemos tener ante Su sacrificio. El enfoque del Nuevo Testamento se encuentra en la sólida enseñanza cristiana, así como la práctica resultante que debe seguir a la enseñanza.